La buena noticia a inicios de 2019 es que el riesgo de una recesión absoluta es bajo. La mala noticia es que nos estamos dirigiendo hacia un año de desaceleración global sincronizada: el crecimiento caerá por debajo de las proyecciones en la mayoría de las regiones y, en algunos casos, todavía más.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que México alcanzará una tasa de crecimiento económico real en 2019 de 1,7%, inferior a la de 2018 (2,0%).
Se espera que en 2019 la inflación se sitúe en un 3,6% (frente al 4,8% registrado en 2018), es decir, dentro del rango meta del banco central (entre un 2% y un 4%). Se estima que la tasa de desempleo será de 3,5%, levemente mayor que la de 2018 (3,3%) y que el déficit fiscal del sector público cerrará alrededor del 2,0% del PIB (frente a un 2,1% en 2018), aun cuando se prevé un leve superávit primario (1,0% del PIB). El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, por su cuenta, se ubicará en un 1,8% del PIB al cierre del año (1,9% en 2018).
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